El síndrome de Tourette, también llamado trastorno de Tourette, síndrome de Gilles de la Tourette, o simplemente Tourette, es un trastorno neuropsiquiátrico heredado con inicio en la infancia, caracterizado por múltiples tics físicos (motores) y vocales (fónicos). Estos tics característicamente aumentan y disminuyen; se pueden suprimir temporalmente, y son precedidos por un impulso premonitorio. El síndrome de Tourette se define como parte de un espectro de trastornos por tics, que incluye tics transitorios y crónicos.
El síndrome de Tourette se consideraba un raro y extraño síndrome, a menudo asociado con la exclamación de palabras obscenas o comentarios socialmente inapropiados y despectivos (coprolalia), pero este síntoma está sólo presente en una pequeña minoría de afectados. El síndrome de Tourette ya no es considerado una enfermedad rara, pero no siempre es correctamente diagnosticado porque la mayoría de los casos son leves y la severidad de los tics disminuyen en la mayoría de los niños a su paso por la adolescencia. Entre 0,4% y el 3,8% de los niños de 5 a 18 años pueden tener el síndrome de Tourette; la prevalencia de tics transitorios y crónicos en niños en edad escolar es alta, y los tics más comunes son parpadeo de ojos, toser, carraspear, olfatear y movimientos faciales. Un Tourette grave en la edad adulta es una rareza, y el síndrome de Tourette no afecta negativamente a la inteligencia o la esperanza de vida.
Por lo general, los síntomas del síndrome de Tourette se manifiestan en el individuo antes de los 18 años de edad. Puede afectar a personas de cualquier grupo étnico y de cualquier sexo, aunque los varones lo sufren unas 3 ó 4 veces más que las mujeres.
El curso natural de la enfermedad varía entre pacientes. A pesar de que los síntomas oscilan entre leves hasta muy severos, en la mayoría de los casos son moderados.
Historia
El trastorno lleva el nombre del
médico Georges Gilles de la Tourette, neurólogo pionero francés que en 1885
publicó un resumen de nueve casos de personas con reflejos involuntarios. Otro
médico francés, Jean Marc Gaspard Itard, describió en 1825, por primera vez, el
caso de una mujer noble francesa de 86 años de edad con la enfermedad, la
marquesa de Dampierre.
Causas
Aunque la causa del síndrome de
Tourette es desconocida, las investigaciones actuales revelan la existencia de
anormalidades en ciertas regiones del cerebro (incluyendo los ganglios basales,
los lóbulos frontales y la corteza cerebral), los circuitos que hacen
interconexión entre esas regiones y los neurotransmisores (dopamina, serotonina
y norepinefrina) que llevan a cabo la comunicación entre las células nerviosas.
Dada la presentación frecuentemente compleja del síndrome de Tourette, la causa
del trastorno seguramente es igualmente compleja.
Trastornos asociados
Existe una estrecha relación
entre los trastornos por tics (TTs) y el síndrome de Tourette. No todas las
personas con síndrome de Tourette tienen otros trastornos además de los tics.
Sin embargo, muchas personas experimentan problemas adicionales (comorbilidad)
como eltrastorno obsesivo-compulsivo (TOC), en el cual la persona siente que
algo tuviera que hacerse repetidamente; el trastorno de déficit de atención
(TDAH), en el cual la persona tiene dificultades en concentrarse y se distrae
fácilmente;1 diversos trastornos del desarrollo del aprendizaje, los cuales
incluyen dificultades de lectura, escritura, aritmética y problemas
perceptuales; y trastornos del sueño, que incluyen despertarse frecuentemente o
hablar dormido.
La amplia variedad de síntomas
que pueden acompañar los tics puede causar más limitaciones que los tics
mismos. Pacientes, familias y médicos necesitan determinar qué síntomas causan
más limitaciones para poder elegir los medicamentos y las terapias más
apropiadas.
Diagnóstico
Por lo general, el síndrome de
Tourette se diagnostica observando los síntomas y evaluando el historial
familiar. En la diagnosis del ST, los tics motores y fónicos deben estar
presentes por lo menos 6 meses. Se pueden usar estudios de neuroimágenes, como
imágenes deresonancia magnética (IRM), tomografía computarizada (TC) y
escáneres electroencefalográficos (EEG), o distintas pruebas de sangre para
excluir otras condiciones que se puedan confundir con ST. Sin embargo, la
diagnosis del ST es clínica. No hay pruebas de sangre u otras pruebas de
laboratorio que puedan diagnosticar el trastorno.
Muchos estudios muestran que la
diagnosis correcta de este síndrome se demora con frecuencia aún después del
comienzo de los síntomas, porque muchos médicos no están familiarizados con el
trastorno. Los síntomas de conducta y los tics se interpretan mal fácilmente,
lo que provoca que niños con síndrome de Tourette sean malentendidos en la
escuela, en casa y aún en la consulta con el médico. Los padres defamilia, los
parientes y las amistades no familiarizados con la enfermedad pueden atribuir
los tics u otros síntomas a un problema psicológico, aumentando así el
aislamiento de quienes tienen el trastorno. El hecho de que los tics puedan
aumentar y disminuir en severidad y también se puedan suprimir, provoca que
algunas veces estén ausentes durante períodos de tranquilidad y relajamientos
(ya sean por causas externas, como caricias, o por una vida intensiva de deportes
anaeróbicos, etc.) y/o las visitas al médico, lo que complica su diagnosis.
En algunos casos, los padres, los
parientes, las amistades y/o los pacientes mismos, conocen el trastorno a
través de información que escucharon o leyeron en los medios de comunicación,
pudiendo así ayudar a una mejora en la integración social. También se ha
valorado la psicoterapia, que puede ayudar a la persona con síndrome de
Tourette para que se autoayude y fortalezca su autoestima, así como desarrolle
estrategias de relajamiento, etc., para otorgarle una vida más fácil.
Tratamiento
Por el hecho de que los síntomas
no limitan a la mayoría de los pacientes y su desarrollo procede normalmente,
la mayoría de las personas con síndrome de Tourette no requieren medicamentos.
No obstante, hay medicamentos disponibles para ayudar a los pacientes cuando
los síntomas interfieren con las tareas cotidianas.
No existe un solo medicamento
útil para toda persona con Síndrome de Tourette. Asimismo, no hay un
medicamento que elimine todos los síntomas y todos los medicamentos tienen
efectos secundarios. Además, los medicamentos disponibles solamente pueden
reducir síntomas específicos.
Algunos pacientes que necesitan
medicamentos para reducir la frecuencia e intensidad de los tics, pueden ser
tratados con fármacos neurolépticos como haloperidol y pimocida. Se administran
estos fármacos usualmente en dosis muy pequeñas que se aumentan lentamente
hasta que se logra el mejor equilibrio posible entre los síntomas y los efectos
secundarios.
El uso de fármacos neurolépticos
a largo plazo pueden causar un trastorno de movimiento involuntario que se
llama discinesia tardía. Sin embargo, esta enfermedad usualmente desaparece al
dejar de tomar el medicamento. Los efectos secundarios a corto plazo de
haloperidol ypimocida incluyen rigidez muscular, babeo, temblores, falta de
expresión facial, movimiento lento y desasosiego. Estos efectos secundarios
pueden reducirse mediante fármacos usados comúnmente para tratar la enfermedad
de Parkinson. Otros efectos secundarios como fatiga,depresión, ansiedad,
aumento de peso y dificultad en pensar claramente pueden ser más molestos.
La clonidina, un fármaco
antihipertensivo, también se usa para tratar los tics. Los efectos secundarios
comunes asociados con el uso de clonidina son fatiga, sequedad bucal,
irritabilidad, mareos, dolores de cabeza e insomnio. Flufenacina y clonazepam
pueden recetarse para ayudar a controlar los síntomas de los tics.
También hay medicamentos
disponibles para tratar algunos de los trastornos asociados con el ST.
Estimulantes tales como metilfenidato,pemolina y dextroanfetamina, usualmente
recetados para el trastorno de déficit de la atención, son algo efectivos, pero
su uso es controvertido porque se ha informado que éstos aumentan los tics.
Para las conductas obsesivo-compulsivas que significativamente interfieren con
el funcionamiento cotidiano se puede recetar fluoxetina, clomipramina,
sertralina y paroxetina.
El síndrome de Tourette se puede
tratar mediante ejercicios de respiración. Duplicar la frecuencia (Número)
respiratoria normal del paciente e igualmente duplicar en cantidad cada
inhalación. Para esto, mida primero su frecuencia respiratoria normal y con un
globo su capacidad pulmonar normal y anótela para tener presente su estado
antes del tratamiento. Luego, cada hora, dentro de su horario activo, haga dos
sesiones de 5 minutos de duplicado de la frecuencia respiratoria y de la
admisión de aire a sus pulmones y al terminar cada sesión, cierre los ojos
(Para aumentar la relajación muscular) y retenga lo que más pueda la última
admisión de cada sesión, exhalando suavemente la respiración. Este tratamiento
aumenta las dosis naturales de dopamina, serotonina, norepinefrina y otros
neurotransmisores, mejorando también la neurorecepción, así como normalizando
el flujo sanguíneo en calidad y cantidad en las zonas del cerebro responsables
de los reflejos involuntarios.
Otros tipos de terapia pueden ser
útiles. A pesar de que los problemas psicológicos no causan el ST, la
psicoterapia puede ayudar a la persona a manejar no sólo el trastorno sino
también los problemas sociales y emocionales que suelen acompañarlo.
Adicionalmente, otro de los
medicamentos para el síndrome de Tourette que se emplea también para tratar el
TDA (trastorno de déficit de atención) es la Strattera (Atomoxetina)
Factor hereditario
La evidencia de investigaciones
genéticas sugieren que es hereditario de modo dominante y que el gen (o los
genes) involucrado puede causar un rango variable de síntomas en los distintos
miembros de la familia. Una persona con este síndrome tiene una probabilidad
del 50% de pasarle a uno de sus hijos el gen o los genes. Sin embargo, esta
predisposición genética no resulta necesariamente en el síndrome en pleno. En
su lugar, el síndrome se expresa en un trastorno más leve de tics, en conducta
obsesivo-compulsiva o en el trastorno de déficit de atención, con pocos o
ningún tic. Es posible también que la descendencia que porta el gen no
desarrolle ningún síntoma del ST. En las familias de los individuos se ha
encontrado una incidencia más alta que lo normal de trastornos de tics leves y
de conductas obsesivo-compulsivas.
El sexo desempeña un papel de
importancia en la expresión genética de ST. Si la descendencia de un paciente
lleva el gen es varón, el riesgo de desarrollar los síntomas es de 3 a 4 veces
más alto. Sin embargo, la mayoría de las personas que heredan los genes no
desarrollan síntomas lo suficientemente graves para justificar tratamiento
médico. En algunos casos no se puede establecer herencia. Estos casos son
llamados esporádicos y su causa es desconocida.
Pronóstico
Aunque no hay cura para el
síndrome de Tourette, muchos pacientes mejoran a medida que maduran. Los
individuos no ven reducida su esperanza de vida. A pesar de que el trastorno es
crónico y perdura por toda la vida, no es una enfermedad degenerativa. El
síndrome de Tourette no menoscaba la inteligencia. Los tics tienden a disminuir
según avanza la edad del paciente, permitiendo a algunos pacientes a abandonar
el uso de medicamentos. En algunos casos, una remisión completa ocurre después
de la adolescencia. Según algunos estudios, se comprobó que los individuos con
síndrome de Tourette suelen tener cocientes intelectuales (CI) altos.
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